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viernes, 17 de abril de 2009

Candidaturas Testimoniales


Por José Ramón Farías
monchofari@hotmail.com
Columnista
Para ChacoMundo
Comentarios: (03)

La democracia mediante el juego eleccionario, permite que cada ciudadano que aspire a administrar los bienes comunes, ofrezca al electorado una propuesta para aplicar a la solución de los problemas que aquejan al conjunto social, o simplemente su visión de la perspectiva que debe tener el manejo de la cosa pública. Si resultara ganador, y no ocurriera como prometió, puede sufrir el desalojo del poder en otra elección, que periódicamente está prevista suceda. Todo ese mecanismo, de por sí complejo, está contemplado y reglamentado en un conjunto de normas que regulan el funcionamiento del sistema político que sustenta la democracia.


Se llaman leyes estas normas, las que deben dictarse en uno de los estamentos que previene la forma republicana de gobierno.
La división de los poderes en una república seria, permite asumir funciones específicas a cada uno de ellos. El poder legislativo debe dictar las normas de convivencia, asegurando a los habitantes sus libertades colectivas e individuales, además de regular el uso de la totalidad de los recursos económicos, o de otra naturaleza que dispone quien asume el poder ejecutivo, el cuál es simplemente un ejecutor de esas leyes, y responsable administrador del bien general. En cuanto al poder judicial, necesariamente independiente de los otros dos, deberá asegurar el cumplimiento irrestricto de las leyes que regulan el mecanismo social, aplicándolas. Si cada uno de estos tres poderes actúa con independencia política, puede desembocar en una sociedad institucionalmente seria y responsable.
La complejidad de una administración pública, requiere casi tácitamente, la creación de organismos de contralor y ejecución logística de menor jerarquía, los cuales participan de la administración general, con funciones específicamente establecidas, acorde a los principios generales emanados de la ley fundamental (Constitución) y el resto de las normas, todas signadas por la ley madre.
Los ciudadanos que ejercen cualquiera de estas funciones, deben reunir condiciones de capacidad y conocimiento del área donde se desempeñan, primero, y una catadura moral que no permita dudar de su gestión. Además deben ser coherentes entre lo que predican y ejecutan. También deben ofrecer a sus administrados antecedentes intachables, para que nadie sospeche que están malversando bienes de todos. Deberán proceder sin ambigüedades y ecuánimemente, para construir un nación sería y merecida de vivir. Si esto no ocurriera, la cosa pública se convierte en un carnaval de desatinos, donde los únicos beneficiados son quienes ejercen el poder, en desmedro de aquellos que pusieron en sus manos tal responsabilidad.
Esta muy simple reflexión se parece más a una clase de escuela primaria, que a un pretendido análisis de la realidad en la que vivimos, donde nos sentimos azorados, invitados de piedra, espectadores de un interminable pasar de bandidos simpáticos, dicharacheros y legalmente instituidos.

Los principios fundamentales de una republica que ha elegido el sistema democrático de gobierno, lentamente se desdibujan. Caraduras mienten mensajes políticos a diestra y siniestra. No se ponen colorados, cuando sin empacho alguno se desdicen en periodos de tiempo breves, que la mayoría no capta. Sus decires y acciones están cargados de cinismo, de intereses espurios, quedando al descubierto que solo juegan al deporte de obtener el poder, para disfrutar privilegios y repartir entre sus adictos recursos ajenos, que bien utilizados, pueden, si no solucionar por lo menos aliviar males de los menos dotados intelectualmente, económicamente, o socialmente.
Hoy con la inseguridad saliendo por los agujeros del saco y el dengue castigando principalmente a aquellos sectores que tienen tantos defensores, que cada vez se hunden más, la clase política de este bendito país está dedicada de lleno al proceso eleccionario, adelantado, pasándose por donde no brilla el sol, la reglamentación previa. No tengo una imagen de república seria, creo que muchos perciben lo mismo. Porque están aquellos que no les importa la ética ni la moral. Se ajustan a satisfacer mínimas aspiraciones, sin horizontes lejanos.
Otra perlita del inefable Néstor Kirchner, es la proposición, no a la sociedad, sino a sus socios de mentir las candidaturas al electorado. Quien elija, no sabe a quien elegirá. Este perverso juego echa más oscuridad sobre la figura y desempeño de los funcionarios. Si son capaces de abiertamente forzar la elección de hombres y mujeres que luego no asumirán sus cargos, mucho puedo pensar que su catadura ética me es beneficiosa. Como depositarios de mi confianza aquellos que dócilmente se prestan al juego sucio, me defraudan a mí y a cientos de pensantes que no esperan en la vida prebendas, sino oportunidades para crecer mediante el esfuerzo personal.
No es el único caso de despreciable conducta, otros bogan por la despenalización de la droga, otros esquilman al que tiene, para repartir entre aquellos que no hacen ningún esfuerzo para salir de la pobreza. Robando a unos y dando parte del botín a otros no se nivelan las asimetrías sociales, simplemente se profundiza el odio entre clases, práctica ejecutada sin empacho por el matrimonio Kirchner. Tal es la simpleza de su pensamiento que cuando estalló el conflicto con el campo, mientras uno descalificada a los ruralistas, la otra quiso pasar por intelectual hablando del Grito de Alcorta, sin conocer mínimamente de qué se trataba, o despacharse afirmando que sembrando “yuyitos” los hombres de campo se enriquecieron. Todos pretendemos justicia social, pero quien quiera comer pescado debe mojarse los pies y no obtener la comida por simple bendición divina, ganada por su simple exclusión social.
Es muy fácil captar voluntades en una sociedad cuyos integrantes viven en el analfabetismo total o funcional (más grave el segundo caso). Es muy fácil captar voluntades cuando el fanatismo nubla las mentes. Tampoco es difícil arrimar voluntades cuando los que toman ese atajo esperan sacar provecho sin el menor esfuerzo. Parece un mensaje tremendista, pero no lo es. Se trata de otra mirada de la realidad solamente. Mi decires no son de los que el oro los baña, tampoco tienen lagañas, están enjuagados a sudor.
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COMENTARIOS DE NUESTROS LECTORES:
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Juan Pablo – Capital Federal – Argentina
Sr. Farías: sigo mucho este sitio. No me acuerdo cuándo, pero alguna vez leí que Ud. era de Saenz Peña. ¿Se acuerda dónde estaba la vieja terminal de micros?. Era por la calle 10, si no me falla la memoria. Yo viví a casi de tres cuadras de allí, por la misma calle, antes de venirme para acá (hace unos 23 años). Y no sabe el gusto que me da verlo hoy en este portal, con reflexiones tan serenas y tan objetivas al mismo tiempo. ¡FELICITACIONES!. Y aprovecho para mandarles saludos a toda la gente de la segunda ciudad de Chaco.
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Marcelo– Saenz Peña - Chaco -Argentina
¡Maestro!: ya leí varias de tus columnas. Sabés lo que me gusta?. Te explico: además del contenido (por supuesto), es la pedagogía que tenés para explicar. ¿Sos profesor o algo así?. Pero no te infles. A veces no comparto lo que decís. Pero son las reglas de juego: todos tenemos el derecho de pensar distinto. Un abrazo.
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Rosana– Chaco -Argentina
Bueno.Ahora la K ya reconoció que no va a haber candidaturas testimoniales. Dijo que todo va a ir en serio. Alguien le cree?
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