Por Aníbal Hardy
chirola36@hotmail.com
Columnista
Para ChacoMundo
Comentarios: (04)
Se entiende por “impuesto” o “tributo” aquel ingreso coactivo exigido por el poder fiscal sin contraprestación, es decir, que no guarda relación alguna con los beneficios recibidos por los ciudadanos como consecuencia de la actividad estatal. Fisco, viene del latín “fiscus”, cesto mimbre, también cesto para guardar dinero, de aquí se derivó a tesoro público.
El contribuir con el pago de los impuestos se ubica entre los deberes de promoción del bien común. La moral fiscal ha conocido ciertas fluctuaciones históricas, que van desde los que defienden que las leyes tributarias son meramente penales hasta los que sostienen que entrañan una obligación directa en conciencia.
chirola36@hotmail.com
Columnista
Para ChacoMundo
Comentarios: (04)
Se entiende por “impuesto” o “tributo” aquel ingreso coactivo exigido por el poder fiscal sin contraprestación, es decir, que no guarda relación alguna con los beneficios recibidos por los ciudadanos como consecuencia de la actividad estatal. Fisco, viene del latín “fiscus”, cesto mimbre, también cesto para guardar dinero, de aquí se derivó a tesoro público.
El contribuir con el pago de los impuestos se ubica entre los deberes de promoción del bien común. La moral fiscal ha conocido ciertas fluctuaciones históricas, que van desde los que defienden que las leyes tributarias son meramente penales hasta los que sostienen que entrañan una obligación directa en conciencia.
En la Revelación se enseña claramente la obligación de cumplir con las leyes del Estado sobre los impuestos: Jesús paga el tributo debido al templo instituido por Nehemías (cf. Mt 17,24-27) “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22,21). “Es preciso someterse a las autoridades no sólo por temor del castigo sino por conciencia. Por tanto, pagadles los tributos ya que son ministros de Dios ocupados de eso. Pagad a todos lo que debáis, a quien tributo, tributo; a quien impuesto, impuesto...” (Rom 13,5-7).
El derecho del Estado de percibir los impuestos se basa en tres principios de ética social: 1) Para que el Estado pueda cumplir su misión de procurar “el bien común” son necesarios ciertos recursos económicos que faciliten las condiciones sociales que hagan posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más accesible de su propia perfección. 2) Los impuestos no son el único ni necesariamente el mejor medio para concurrir a la solidaridad, pero bien administrados es un medio idóneo. Juan Pablo II, los define, por eso como “una forma de equitativa solidaridad hacia los otros miembros de la comunidad nacional o internacional o hacia las otras generaciones”, y 3) La tierra y cuanto contiene ha sido destinada por Dios para el uso de todos los hombres y pueblos. Los impuestos correctamente aplicados, posibilitan la solución de estas exigencias éticas, pues mediante contribuciones adecuadas a la capacidad de cada ciudadano, el Estado promueve servicios para todos, subvenciona iniciativas sociales e impulsa el desarrollo nacional.
La Iglesia Católica siempre han abogado por una obligación en conciencia: Pío XII: “No existe duda alguna sobre el deber de cada ciudadano de soportar una parte de los gastos públicos”. El Catecismo de la Iglesia Católica agrega: “La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos...”
Para ser justo el Estado debe garantizar lo que Juan Pablo II llama el “clima de libertad”, es decir, la posibilidad de que cuando un impuesto no cumple la condición de ser equitativo, el ciudadano pueda de modo expeditivo, justo y real, defender sus derechos, según procedimientos que permitan un arbitraje o un juicio pronunciado en conciencia, conforme a las leyes establecidas y, por tanto, con toda independencia del poder. Este es hoy el ideal de todos los contribuyentes argentinos, ante el autoritarismo del Ejecutivo y la virtual desaparición del Congreso. Pío XII dijo: “el impuesto no puede jamás convertirse para los poderes públicos en cómodo medio de enjugar el déficit provocado por una administración imprudente”. Impecable frase en esta Semana Santa, aplicable al existente despilfarro administrativo de nuestros fondos tributarios.
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COMENTARIOS DE NUESTROS LECTORES:
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Arsenio – Clorinda -Formosa - Argentina
E-X-E-L-E-N-T-E EL ARTICULO. SIN PALABRAS.
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Leopoldo – Chaco -Argentina
Para mí es un poco más escabroso el tema. Yo estoy totalmente convencido de que la gente ya no duda en lo más mínimo de que el dinero que aporta para impuestos se tira a cualquier parte. Por eso pregunto: Hasta donde es legítimo? ¿No debería haber UNA ESTRICTA CORRESPONDENCIA entre la obligación de PAGAR y la RENDICIÓN DE CUENTAS por parte del Estado?
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Juan Pablo – Chaco – Argentina
Lo impositivo se lo puede entender de varias maneras. Dos son indispensables: lo cívico y lo moral. Para mi no existe el 10 en impuestos. Si alguien tiene que elegir (comerciantes micro, por ejemplo) entre pagarle a su único empleado o pagar el monotributo ¿Qué hace?
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Susana – Corrientes -Argentina
Si fuéramos un país NO BANANERO, es decir un país que exija, que hable poco y que cumpla su DEBER DE JUSTICIA para con su pueblo, yo estaría de acuerdo en todo. Pero hoy por hoy no puedo estar de acuerdo. Se entiende?
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El derecho del Estado de percibir los impuestos se basa en tres principios de ética social: 1) Para que el Estado pueda cumplir su misión de procurar “el bien común” son necesarios ciertos recursos económicos que faciliten las condiciones sociales que hagan posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más accesible de su propia perfección. 2) Los impuestos no son el único ni necesariamente el mejor medio para concurrir a la solidaridad, pero bien administrados es un medio idóneo. Juan Pablo II, los define, por eso como “una forma de equitativa solidaridad hacia los otros miembros de la comunidad nacional o internacional o hacia las otras generaciones”, y 3) La tierra y cuanto contiene ha sido destinada por Dios para el uso de todos los hombres y pueblos. Los impuestos correctamente aplicados, posibilitan la solución de estas exigencias éticas, pues mediante contribuciones adecuadas a la capacidad de cada ciudadano, el Estado promueve servicios para todos, subvenciona iniciativas sociales e impulsa el desarrollo nacional.
La Iglesia Católica siempre han abogado por una obligación en conciencia: Pío XII: “No existe duda alguna sobre el deber de cada ciudadano de soportar una parte de los gastos públicos”. El Catecismo de la Iglesia Católica agrega: “La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos...”
Para ser justo el Estado debe garantizar lo que Juan Pablo II llama el “clima de libertad”, es decir, la posibilidad de que cuando un impuesto no cumple la condición de ser equitativo, el ciudadano pueda de modo expeditivo, justo y real, defender sus derechos, según procedimientos que permitan un arbitraje o un juicio pronunciado en conciencia, conforme a las leyes establecidas y, por tanto, con toda independencia del poder. Este es hoy el ideal de todos los contribuyentes argentinos, ante el autoritarismo del Ejecutivo y la virtual desaparición del Congreso. Pío XII dijo: “el impuesto no puede jamás convertirse para los poderes públicos en cómodo medio de enjugar el déficit provocado por una administración imprudente”. Impecable frase en esta Semana Santa, aplicable al existente despilfarro administrativo de nuestros fondos tributarios.
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Arsenio – Clorinda -Formosa - Argentina
E-X-E-L-E-N-T-E EL ARTICULO. SIN PALABRAS.
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Leopoldo – Chaco -Argentina
Para mí es un poco más escabroso el tema. Yo estoy totalmente convencido de que la gente ya no duda en lo más mínimo de que el dinero que aporta para impuestos se tira a cualquier parte. Por eso pregunto: Hasta donde es legítimo? ¿No debería haber UNA ESTRICTA CORRESPONDENCIA entre la obligación de PAGAR y la RENDICIÓN DE CUENTAS por parte del Estado?
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Juan Pablo – Chaco – Argentina
Lo impositivo se lo puede entender de varias maneras. Dos son indispensables: lo cívico y lo moral. Para mi no existe el 10 en impuestos. Si alguien tiene que elegir (comerciantes micro, por ejemplo) entre pagarle a su único empleado o pagar el monotributo ¿Qué hace?
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Susana – Corrientes -Argentina
Si fuéramos un país NO BANANERO, es decir un país que exija, que hable poco y que cumpla su DEBER DE JUSTICIA para con su pueblo, yo estaría de acuerdo en todo. Pero hoy por hoy no puedo estar de acuerdo. Se entiende?
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